La denuncia inicial
de la causa es el Secuestro, Retención y Ocultamiento de un Menor de 10 años en
perjuicio de nuestro compañero Adrián Martínez Moreira; quien fuese secuestrado
el 8 de Noviembre de 1988 en su hogar de Asunción junto a su madre: María Santa
Moreira Delard. Luego fue secuestrado su padre; el dirigente Adrián Martínez
Henríquez.
En la causa se
investigaran, además de la apropiación del joven; los secuestros y
desapariciones forzosas de Ramiro Gabriel Flores Casariego (docente, español,
32 años); Norma Mabel Hernández (estudiante, paraguaya, 20 años); Adrián Martín
Martínez Henríquez (sociólogo, paraguayo 35 años); María Santa Moreira Delard
(socióloga, argentina-brasileña; 28 años); Matilde Graciela Moreira Delard
(periodista, argentina-brasileña; 32 años); Mario Crescencio Ortíz (periodista,
paraguayo; 33 años); Analia Sosa Di Domenico (estudiante, paraguaya; 20 años);
Marcelo Ariel Velásquez Ortiz (periodista, chileno; 35 años).
Las actuaciones
iniciadas ante el Juzgado Federal Nº 1 de Morón (lugar donde se fraguó en
reiteradas ocasiones la identidad de Adrián, donde se lo retuvo y ocultó) derivaran
al finalizar lo contemplado por su apropiación en lo que de seguro se dará a
conocer como “Causa Ñacunday II” derivando las mencionadas actuaciones al
Juzgado Federal de Misiones. Para entonces, con seguridad, se presentaran más
casos que contribuyan al procesamiento y condena de algunos responsables de ese
importante centro clandestino de detención, tortura y exterminio.
El CCD “Cuartel Las
Fronteras” funcionó entre mediados de 1986 y Enero de 1989 en la ciudad de
Ñacunday, Departamento de Alto Paraná. Previó a esos años, funciono como centro
clandestino de detención en otras 2 oportunidades: la 1º entre fines de 1973 y
fines de 1974 y la 2º desde principios hasta fines de 1982.
En ese lugar,
dependiente del Ejército Paraguayo, y en el que participaron fuerzas como la Policía Nacional
y donde se dictaron los tristemente celebres “Cursos de Contrainsurgencia”,
dictados por militares argentinos y brasileros, se estima pasaron alrededor de
1.500 personas, de las cuales la mayoría permanecen “desaparecidas”.
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